¡¡Grrrrrrrroooooooooaaaaaaaarrrrrrrrrr!!
(¡No! No me vendré a desahogar en mi pobre blog, no vale la pena, además de que es probable de que me arrepienta de lo que pueda decir, mejor dejaré que todo pase….)
¡A la chingada! Aquí voy:
Acabo de ver la película El Orfanato y… ¿Qué tal está? No lo se, porque… LA SALA DE CINE ESTABA LLENA DE PENDEJOS. Así es, durante toda la película estaban hablando como pendejos, describiendo lo que veían en pantalla, gritando, riéndose, pateando las butacas, peor que bebés. Intenté ignorarlos, pero seguían haciéndolo, al punto de que ya no dejaban escuchar lo que pasaba. Y lo peor es que eran casi toda la sala. Era como una reunión de pendejos anónimos. Como si a la entrada les pidieran su cerebro antes de pasar a sus asientos. No apagarían sus celulares aunque su vida dependiera de ello. Pinches pendejos hijos de su puta perra gorda y retrasada madre!
(Cálmate Taquero, no es para que te enojes tanto, mírate, ya estas insultando gente, al menos hazlo con estilo).
Uff, uff, ok, ok…
Es que en serio, ¿Por qué no hacen un examen de inteligencia en la entrada de los cines?
(Lo estás haciendo otra vez)
Tienes razón, me tranquilizaré…
Pero es que estaban gritando como si estuvieran en una montaña rusa, ¿Qué nadie se los madrea en la calle?
(No me estás haciendo caso)
Juro que nunca le había pintado dedo a tanta gente en mi vida, y lo peor es que ni se inmutan. ¿Tan pendejos son?
(Lalalala)
En la sala había unos padres que se metieron a ver la película con sus bebés… ellos se comportaron mejor que otros que eran de mi edad. Empiezo a pensar que lo del post pasado se extiende más allá de mi carrera.
(¿Ya estás tranquilo? Ven, te invito un porro de mota)
Por favor.
(Ya, ya, ya pasó, ellos no te volverán a hacer daño, ya, ya, ¿Quién lo quiere?)
Snif, snif…